Cuando estamos en paz es fácil tener fe, sin ella es difícil; cuando hay paz cambia la manera en que vemos a los demás, puesto que podemos observar sin apresurarnos a juzgar, tendremos así, una “mirada compasiva”.
Por otro lado, cuando estamos alegres es fácil ver el obrar de Dios. Cuando nuestro quehacer diario se hace con gozo este requerirá menos esfuerzo y nuestra actitud frente a esas actividades será la correcta, pero, cuando nos quejamos o hacemos las cosas con desgano, los minutos se hacen eternos, la vida será amarga y dolorosa.
Sin gozo es prácticamente imposible percibir a Dios.
Por tanto, es necesario estar en paz y tener gozo para avivar la fe; de esta manera nos cambia la óptica de la vida.
Y en ambos casos sentiremos que Dios está cerca de nosotros.
Si estás pasando por un tiempo donde la paz y el gozo se han perdido, pídele al Señor, al Dios de esperanza que te llene de todo gozo y de toda paz, pídele con fe, creyendo; permite a Dios obrar en tu interior, para que Su poder te haga “rebosar en la esperanza por el poder del Espíritu Santo”, esta es una promesa de Dios ¡poderosa y maravillosa!.
Recuerda que la paz y el gozo de Dios no dependen de lo que ocurra en nuestro alrededor, sino de lo que el Señor pueda obrar en nuestro interior, es de adentro hacia afuera, es un poder que nos hace fuertes ante la adversidad, poder celestial que solo puede provenir de Dios.
Oremos: “Señor, Dios de toda paz, a ti clamo hoy para que aquietes mi corazón, para que me llenes de tu poder para vivir con gozo y en el poder de la esperanza, renuncio a la amargura y a todo aquello que me roba la paz, me lleno de ti y dejo que tu Santo Espíritu obre en mi interior, lo creo y declaro en el nombre de Jesús, Amen”
Versículo: “Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo”. Romanos 15:13 (NVI)
Buen Dia
Juan C Quintero
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