Luego que los niños terminan de jugar en un parque están llenos de tierra, arena, tienen sus manos sucias… pero al regresar al hogar, después de que se dan una buena ducha y se cambian la ropa… entonces salen totalmente limpios y ordenados.
Está comparación nos presenta una perspectiva para comprender lo que está escrito en 1 Pedro 1:22 “Ahora que se han purificado obedeciendo a la verdad…” (NVI)
En los versículos anteriores a éste se nos anima a todos los creyentes a desechar hábitos destructivos.
Quitar lo malo de nosotros es una tarea que implica; primero una decisión personal acompañada de la convicción del cambio y segundo la ayuda del Espíritu Santo que nos da la fortaleza para cambiar.
Pero es importante saber que los malos hábitos no desaparecen de la noche a la mañana. Es por eso, que, así como a diario, necesitamos “darnos una buena ducha” y limpiar nuestro cuerpo del sudor, mugre y otros; de la misma manera diariamente mantengamos el firme propósito de eliminar de ese día las malas costumbres que nos hacen daño.
Así, en tu cuerpo, alma y espíritu; y luego de eliminar lo que no sirve, es decir cuando logramos ser renovados y limpios del mal; podemos experimentar la maravilla de ser edificados por el poder del Señor; para llegar a ser hombres y mujeres que vivimos plenamente en Él y para Él.
Oremos hoy para que todos podamos ir a la cita diaria para limpiarnos y renovarnos; que nuestra decisión sea la de rechazar los hábitos destructivos y así experimentemos la nueva vida que tenemos prometida en nuestro Señor Jesús que nos llevara a amarnos unos a otros con amor sincero.
Versículo: “Ahora que se han purificado obedeciendo a la verdad y tienen un amor sincero por sus hermanos, ámense de todo corazón los unos a los otros”. 1 Pedro 1:22 (NVI)
Buen Dia
Pr Juan C Quintero
www.buendiatodoslosdias.com