Hablar de ser agradecidos es hablar de un acto de lo profundo del corazón, podemos decir que con las acciones de agradecimiento se puede conocer el estado del corazón de una persona.
Ser agradecidos muestra que nuestras vidas están en equilibrio y que nuestra comunicación con el Señor no está centrada en nuestros deseos y nuestras necesidades.
Hay dos niveles de gratitud. Vamos a llamarlos el nivel inferior y el nivel superior. Admito que yo me ubico principalmente en la primera categoría, en la del nivel inferior. ¿Cuál es esta?, es aquella en la cual podemos vemos el trabajo de Dios en nuestras vidas con Su bondad… nos llega una gran bendición y decimos, “¡Gracias, Señor!”.
Pero hay un nivel superior, que solo se logra con madurez espiritual, es aquel en el que se puede ser agradecidos con Dios, aunque las circunstancias no se vean favorables en lo absoluto, es agradecerle a Él no solo por las cosas placenteras -porque muchas veces la visión de la bondad es la comodidad.
Nuestra meta como creyentes es la de llegar a ser como Jesús, quien nos enseñó sobre el nivel superior, en el que consistentemente agradecemos a Dios, tanto por lo que nos parece que está bien como por lo que está en nuestra percepción de lo que está mal; creyendo que “todas las cosas ayudarán para bien en aquellos que lo aman” (Romanos 8:28).
Reconozcamos que ¡tenemos un largo camino por recorrer para llegar allí!
Lo normal es que nos quejemos, en vez de decir, “Señor sé que Tú tienes el control y te agradezco, aunque no lo entiendo”.
Tenemos el poder de desatar bendición dando gracias a Dios en todo momento y por toda situación, así que, sea cual sea tu situación hoy, te invito a que le des “Gracias a Dios” y comiences así a liberar el corazón de las posibles amarguras o desilusiones personales, porque Él dará la respuesta a tu oración en el tiempo y la voluntad correcta.
Oro para que puedas tener un corazón agradecido tanto en el nivel inferior como en el superior en el que los milagros se manifestarán
Versículo: “¡Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguna de sus bendiciones!” Salmos 103:5 (RVC)
Buen Dia
Juan C Quintero
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