Reflexiones – Una Muleta Ilusoria
A todos los sedientos: Venid a las aguas…
Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma.
Isaías 55:1, 3.
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados,
y yo os haré descansar.
Mateo 11:28.
Este es el título de un artículo consagrado al problema del uso de productos estupefacientes. Este reportaje muestra las consecuencias alarmantes en el plano médico-social del consumo de drogas. Los usuarios, cada vez más numerosos y jóvenes, tratan por ese medio de hallar una solución a su malestar y olvidar sus problemas cotidianos… Pero a menudo llegan a situaciones desesperadas. Finalmente –concluye el autor– echaron mano de una muleta ilusoria.
El mensaje del Evangelio se dirige justamente a aquellos que buscan en vano una respuesta a sus problemas. Es para los que están cargados y tienen sed de una verdadera felicidad, para los que aspiran a un real descanso del alma.
¿Qué se debe hacer para conocer esa paz? Acudir a Dios, la fuente inagotable de toda felicidad. Es necesario reconocer nuestro estado moral ante el que es santo. Luego debemos aceptar su gracia ofrecida por Jesucristo. Esa gracia satisface perfectamente las necesidades de todo ser humano. Jesús cargó con los pecados de todos aquellos que confían en él. “Cristo padeció… el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (1 Pedro 3:18).
Jesús hizo la paz “mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1:20). Este es el fundamento inquebrantable de “la paz con Dios”, ofrecida a todos los que reciben su mensaje.