Ven a mí
… bienaventurados los que no vieron, y creyeron (v. 29).
Lectura: Juan 20:24-31
La biblia en un año: 1 Samuel 1–3; Lucas 8:26-56
En 1834, Charlotte Elliot escribió el himno «Tal como soy». Sufrió una discapacidad durante muchos años, y aunque quiso ayudar a reunir fondos para una escuela para niñas, estaba demasiado enferma. Se sentía inútil, y esta angustia interior hizo que comenzara a dudar de su fe en Cristo. Entonces, escribió el himno en respuesta a su vacilación. La clave de su desazón tal vez se expresa mejor en esta estrofa:
Tal como soy, buscando paz,
en mi desgracia y mal tenaz,
conflicto grande siento en mí,
Cordero de Dios, heme aquí.
Tres días después de su muerte y sepultura, Jesús resucitó de la tumba e invitó al discípulo al que la historia denomina «el incrédulo Tomás» a palpar las marcas de su crucifixión (Juan 20:27) . Cuando Tomás tocó sus heridas, creyó. Entonces, Jesús afirmó: «Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron» ( v. 29) .
En la actualidad, los creyentes en Cristo son aquellos que, aunque no vieron, creen. Sin embargo, nuestras circunstancias terrenales generan ocasionalmente graves interrogantes en el alma. Aun en esos casos, clamamos: «Creo; ayuda mi incredulidad» (Marcos 9:24) . Jesús nos invita a acudir a Él tal como somos.
— Jennifer Benson Schuldt
Querido Jesús, ayúdame a confiar en ti cuando la vida pierde sentido. Reemplaza mis dudas con una fe renovada en ti.
El Cristo resucitado abre la puerta para que tengas una vida plena.