Algo que cuando era un niño me llamaba la atención el arado cuando visitaba una finca agrícola en mi país, veía cómo las grandes extensiones de tierra estaban con surcos perfectamente alineados como caminos que estaban esperando por la semilla para producir una cosecha futura.
Ahora veo la vida como algo parecido, veo los surcos como la tierra preparada para que la Palabra de Dios entre en ella, si los surcos o caminos están bien hechos, si hay rectitud, entonces la Palabra de Dios será sembrada allí y dará su fruto a su tiempo.
Sabemos que en nuestra mente se siembran pensamientos, buenos y malos; que estos con el tiempo se convierten en creencias, los que, antes de que nos demos cuenta han formado una fortaleza mental, sea esta una que defienda o que ataque la verdad de Dios.
Para quienes han tenido pensamientos y creencias apartados de “la verdad” les tengo buenas noticias… ¡Gracias a Dios que hay una forma de ser libre!; la Palabra de Dios tiene el poder para limpiarnos,
Jesús enseñó sobre la relación entre la vid y las ramas de la vid, diciendo que como las ramas no pueden vivir apartadas del tronco de la vid, así mismo nosotros no podíamos dar fruto apartados de Él; pero además agrega que quienes estamos en Él, “… ya están limpios por la palabra que les he comunicado” (Juan 15:3 – NVI). ¡Qué impresionante declaración!, el Señor nos dice que ya estamos limpios, sólo falta creerlo y caminar en esa fe.
Imagínese al Señor Jesús caminando por su mente quitando de ti toda la basura mental que has acumulado y botándola, sacándola fuera.
Este es el poder sanador de las emociones y falsas creencias, que limpia y elimina los malos pensamientos, la educación equivocada y todo aquello que estorba nuestro crecimiento espiritual. Además me puedo imaginar como el Espíritu Santo comienza a revelarnos los secretos ocultos de la Palabra de Dios, permitiéndonos avanzar a nuevos niveles en nuestra vida espiritual.
Te pregunto: ¿Qué fortalezas has levantado?, ¿En qué áreas de tu vida necesitas libertad?Entréguelas hoy al Señor y ore creyendo en el poder de Su nombre, en Su autoridad; así Su gloria se manifestará.
Oremos: “Señor sé que tengo áreas de mi vida que no te he entregado, quiero ponerlas en tus manos, te pido que en tu amor y poder yo pueda ser libre hoy mismo de toda tentación y pecado. Clamo para que Tu mente sea la que gobierne mi mente, lo pido y declaro en el nombre de Jesús, Amen”
Versículo: (dijo Jesús) “ustedes ya están limpios por la palabra que les he comunicado” (Juan 15:3 – (NVI)
Buen Día
Juan C Quintero
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