En una ocasión estaba hablando con alguien que me pidió un consejo, pero este hombre se rascaba la cabeza cuando le dije que “no todo lo que pasaba lo podíamos entender”; y me di cuenta de que él es una de esas personas que todo lo racionaliza, de las que les gusta tener la explicación para todas las cosas.
La realidad es que hay cosas que pasan o que pasarán en nuestra vida que no tienen explicación lógica humana, pero que para Dios no son una sorpresa; Él sabe de estas situaciones y las va a usar en beneficio de dicha persona.
Te pregunto, ¿estás pasando por una situación en tu vida que no entiendes?; es justo en estos tiempos en los que mayor debe ser tu confianza en Dios; es decir, debes poner tu mirada más allá de las preguntas sin respuesta, teniendo la plena certeza del favor de Dios.
Valdría la pena preguntarse también ¿Por qué quiero conocer las razones de todo lo que acontece?; te aseguro que por estar más concentrados en los motivos se pueden perder de vista las soluciones.
Mientras más energía se invierta en tratar de tener respuestas, menos habrá tiempo y deseos de buscar de Dios para que Él haga la obra.
Confíe, aunque no sepas por qué no duró tu relación amorosa, o tampoco tengas ninguna respuesta al por qué han llegado dificultades financieras a tu vida, o simplemente el por qué Dios no ha respondido a tus oraciones…
La invitación de hoy es a seguir avanzando, con buena actitud, con fortaleza y con fe, dejando las preguntas sin respuestas a un lado y seguir adelante de la mano de Dios.
Aunque en esta vida haya aflicciones, el Señor nos libraré de todas ellas… ésta es una promesa Bíblica.
Aunque llegue la adversidad, Dios nos promete llevarnos a la victoria. ¡No te desesperes, ni te rindas!, solo confía y vive a plenitud. David lo pudo comprobar, al igual que Moisés, y Job; el apóstol Pablo y todos los discípulos vieron la victoria, aunque en su momento no entendieron lo que estaba pasando. ¡No es cuestión de entender, es cuestión de fe!
Oremos hoy para que aprendamos a confiar más en el Señor y a soltar las preguntas sin respuestas que puedan agobiar la mente
Versículo: “Pero tú, Señor, me rodeas cual escudo; tú eres mi gloria; ¡tú mantienes en alto mi cabeza!” Salmos 3:3 (NVI)
Buen Dia
Juan C Quintero
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