En mi condición como pastor muchas veces he dicho que “¡Dios es buenísimo!”; lo repito permanentemente y lo he enseñado para que los miembros de la Iglesia lo aprendan y repitan.

Es fácil decir que Dios es muy bueno cuando las cosas marchan bien a nuestro alrededor; pero que cuando una persona que está pasando por una enfermedad, dificultad o problema, repita con convicción estas palabras, se requiere algo más que simplemente el deseo de repetir una frase… esto requiere fe.

¿Cómo es esto posible?; la respuesta la podemos encontrar en el capítulo once de la carta a los Hebreos; allí se nos entrega la definición de fe, en Hebreos 11:1 que dice, “Es pues la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (RVR60)
Pero también se presenta a un grupo de hombres y mujeres que actuaron obedientemente en la voluntad de Dios, pero que todo lo alcanzaron por fe.

La manera como se introduce a cada uno de esos “héroes de la fe” a lo largo de este capítulo es “Por la fe”.
Fue el don de la fe lo que mantuvo al pueblo de Dios incluso en las circunstancias más difíciles.

Estos personajes eran personas comunes, como nosotros, con los mismos tipos de debilidades, sentimientos y emociones, por lo que estoy seguro de que:

• Ellos también tuvieron grandes y pequeñas tentaciones.
• Ellos también debieron haber tenido dudas.
• Ellos también deben haberse preguntado en algún momento “¿Y dónde está Dios?”.

Pero fue gracias al don de la fe de Dios que, ellos, siendo personas comunes, pudieron vivir vidas extraordinarias.

Es por fe que tú y yo podremos comenzar bien un nuevo día; mantenernos con fe durante las rutinas del trabajo, seguir adelante a pesar de cualquier obstáculo, avanzar en medio de las tormentas de la vida.

Viva por fe y no por vista, tenga la fe puesta en Jesús, para que actúe con fortaleza y certeza, independientemente de las situaciones que estés viviendo.

Que hoy y todos los días puedas declarar “¡Dios es buenísimo!”, porque lo haces por fe y por agradecimiento.

Oremos “Señor te doy gracias por el don de la fe que has puesto en mí, en estos momentos digo, creo y confieso que tu eres un Dios buenísimo, que tienes respuestas para todas mis situaciones. Confió en ti con la certeza de tu respuesta, lo creo y declaro en el nombre de Jesús, Amén”

Versículo “Es pues la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” Hebreos 11:1 (RVR60)

Buen Dia
Juan C Quintero
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