Me ha gustado el cine, ver películas completas, es decir desde el mero comienzo hasta el fin. No me gusta entrar cuando la película ya ha comenzado; también he aprendido a no salirme hasta ver el final (a menos que sea altamente ofensiva), puesto que me gusta dar un concepto completo y no a medias.
Quiero comparar nuestra vida con una película, en la que conocemos el inicio, y el recorrido hasta el día de hoy, pero que desconocemos lo que ha de suceder mañana o pasado mañana. En nuestra “película personal” hemos vivido experiencias que comienzan mal y terminan bien.
Es por eso por lo que “Mantener nuestra fe en la promesa del cielo es como vivir una película en la que ocurren situación buenas y malas en el medio, pero que el final es grandioso”.
Porque con Dios todo es bueno; y aunque en la mitad de nuestra existencia vivamos situaciones difíciles, al final Dios nos dará la victoria. Una que no solo tiene recompensa y valor en esta tierra, sino que el mayor de todos los triunfos es nuestra eternidad con nuestro Padre Celestial.
Es la fe la que nos mantiene firmes. Recordemos lo que es relatado en la carta a los Hebreos capitulo once que habla de hombres y mujeres cuya fe les condujo a realizar grandes actos y a recibir poderosas recompensas mientras vivían. Ellos, por ejemplo, cerraron la boca de leones, escaparon del filo de la espada y se hicieron poderosos en la batalla.
Y aunque muchos de ellos vieron en este mundo su recompensa, en el verso 16 se aclara que la visión real que tenían no era la de esta tierra, sino que su mirada estaba puesta en lo que la Palabra llama “la nación celestial”; fue con esa certeza que este grupo soportó grandes retos y dificultades durante sus vidas. Gracias a que su fe estaba puesta en la meta final, es decir que ellos se mantuvieron firmes con una perspectiva eterna. Así enfrentaron burlas, abucheos y flagelaciones, fueron encarcelados, les separaron sus familias, y hasta fueron ejecutados. Llegaron a ser indigentes, sin tener un techo donde descansar y pasaron tiempos de gran hambruna. Pero se mantuvieron firmes, porque sabían que este mundo no era su hogar definitivo y lo más importante… también sabían que la “película de su propia historia terminaría muy bien”.
Si tu situación de hoy es apremiante, si sientes que tus fuerzas se acaban, entonces mantén los ojos en la eternidad, con la certeza de la recompensa final. Tendrás esperanza en medio de una historia quizás desordenada. Esa fe te permitirá soportar la angustia que puede haber en las relaciones, la fatiga física, las dificultades financieras y los desafíos diarios de la vida.
Oro que así sea en tu vida.
Versículo “¡Dios es mi salvación!. Confiaré en él y no temeré. El Señor es mi fuerza, el Señor es mi canción; ¡él es mi salvación!»” Isaías 12:2
Buen Dia
Juan C Quintero
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