Cuando se hunde el piso
Leer: 1 Reyes 17:15-24
La Biblia en un año: Salmos 72–73; Romanos 9:1-15
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia… (Hebreos 4:16).
En 1997, durante la crisis financiera en Asia, había más personas buscando trabajo que empleos disponibles. Yo era una de ellas. Después de nueve meses de ansiedad, conseguí trabajo de redactora, pero la compañía empezó con problemas y volví a quedar desempleada.
¿Alguna vez te pasó? Pareciera que lo peor quedó atrás, cuando, repentinamente, se te hunde el piso. La viuda de Sarepta podría entenderlo (1 Reyes 17:12). Debido a la hambruna, estaba preparando la última comida para ella y su hijo, cuando el profeta Elías le pidió algo para comer. Con cierta reticencia, accedió a darle, y Dios proveyó un suministro constante de harina y aceite (vv. 10-16).
Pero, luego, su hijo se enfermó, a tal punto que dejó de respirar. La viuda clamó: «¿Qué tengo yo contigo, varón de Dios? ¿Has venido a mí para traer a memoria mis iniquidades, y para hacer morir a mi hijo?» (v. 18).
A veces, queremos clamar como aquella viuda, preguntándonos si Dios nos está castigando. Olvidamos que, en este mundo caído, pueden suceder cosas malas.
Elías presentó el tema ante Dios, oró fervientemente por el muchacho, ¡y Dios lo resucitó! (vv. 20-22).
Cuando se nos hunde el piso, ¡podemos confiar en que el Dios fiel no nos abandonará! Descansemos en sus propósitos y oremos por entendimiento. — Poh Fang Chia
Señor, que no olvide que siempre obras para bien.
Dios es bueno en los momentos buenos y en los malos.
nosotros a veces no entendemos que todo pasa por una razón y que Dios es el mismo el no cambiará el siempre es fiel y nos protege de todo lo malo porque este mundo es un mundo caído y entender que nos pueden pasar cosas malas pero Dios no nos abandonara el siempre es fiel por los siglos de los siglos Romanos 12; 21
No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien