Muchos piensan que Dios está en contra de la riqueza,
y no es así, Él es el creador de todo lo que está en este mundo;
sino que, simplemente, lo entristece cuando valoramos otras
cosas más que a Él. Podemos trabajar mucho y ganar dinero,
pero cuando esto es el principal objetivo de nuestra vida,
el Señor queda de lado. La clave de la verdadera
prosperidad es colocar a Dios como lo
primero y primordial en nuestra vida.
Confía en Jehová con todo tu corazón y no te
apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo
en todos tus caminos y él hará derecha
tus veredas.
Proverbios 3:5-6