fielmente, acudiendo a ti en busca de
fortaleza cada día, eres mi sustentador.
Fuera de ti no soy nada. Te alabo y glorifico.
Gracias, gracias…por tu misericordia en mi vida.
Desde el cabo de la tierra clamaré a ti,
cuando mi corazón desmayare.
Llévame a la roca que es más alta que yo.
Salmo 61:2