también a uno mismo, cuando a pesar de nuestros errores y
culpas somos capaces de perdonarnos y dejar de sentirnos
merecedores de un castigo.
Amado Dios ayúdame a entender que soy libre por
la sangre de Cristo, lo que paso ya paso. Si El me perdono
no tengo porque temer. Dame tu gozo Señor. Aleluya!
Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo
aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más,
estando ya justificados en su sangre, por el seremos
salvos de la ira.
Romanos 5:8-9