“….Cree en el Señor Jesús y serás salvo tú y tu familia” Hechos 16:31
Cuenta una historia que una señora había aceptado a Cristo, servía fielmente en su iglesia. Ella hacía todo lo que le parecía correcto para llevar a su esposo también a los caminos del Señor; pero su esposo solo quería seguir el camino que lo llevara donde había cervezas. Un día la mujer se preparaba para ir al servicio de su congregación y su esposo se aparece borracho con los brazos llenos de botellas de cervezas. Ella aprovechó que su esposo se había ido a acostar y botó todas las cervezas.
Sintiéndose orgullosa de su heroico acto se fue a su iglesia y allí aprovecho la primera oportunidad para contarle al pastor lo que había hecho. Tremenda sorpresa la que se lleva cuando el pastor la regaña y le dice que ella como esposa debe estar sujeta a su esposo y que no es a la fuerza que los demás se llevan al camino de Cristo, sino con ejemplo y amor. El pastor le dio dinero a la mujer y le dijo ve y compra las cervezas que botaste.
Cuando llega le pide perdón al esposo y le cuenta como el pastor la había amonestado. El hombre extasiado por tan inesperado acto del pastor decide acompañar a su esposa el siguiente día de servicio para agradecer al pastor. Así hizo; pero aquel día después del sermón el hombre fue delante del altar y aceptó a Cristo como su salvador.
Si usted ya aceptó al Señor; pero aún tiene la preocupación porque su pareja, sus hijos, sus padres, sus hermanos u otros parientes aún no han dado el paso y probablemente parezcan estar muy lejos, entonces este versículo de hoy es para usted.
Usted debe tener la convicción de que si usted sirve a Dios también su familia será salva. Sin importar lo que usted este viendo, aunque parezca caso perdido, descanse en la seguridad de que su familia también vendrá a los pies de Cristo.
Siga intercediendo en oración por ellos; pero lo más importante es que usted de testimonio del cambio que la salvación ha hecho en usted. Usted debe ser portador de amor, de perdón, de aceptación y de bondad.
En el capítulo 24 del libro de Josué, este ya muy anciano, convoca al pueblo para dar su discurso de despedida. Hace un recuento de las maravillas que Dios había tenido con el pueblo de Israel. En el versículo 14 le dice al pueblo que debe elegir a quien servir, si a Dios o a otros dios paganos; pero el declara: “…Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor” Josué hizo una declaración por su familia, perpetuando así sobre su familia su decisión de servir a Dios.
Defienda la verdad de Cristo con firmeza; pero no permita que discusiones triviales le separen de sus seres amados. Ninguna obra que usted haga tendrá valor si no está respaldada por el amor. Dios quiere que todas las almas sean salvas.
Recuerde como era usted antes de aceptar a Cristo, recuerde como actuaba cuando alguien le hablaba de la Palabra. Entonces sea paciente con sus familiares. Siga sembrando la semilla de la palabra de Dios y espere pacientemente el resultado, sabiendo que sin importar cuando tardare esa semilla dará su fruto.
DECLARACION: Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor.
Oración: Gracias Jesús porque me redimiste con su sacrificio en aquella cruz. Gracias por salvar mi vida de la esclavitud. Padre aunque mi familia aun no sea salva, hoy declaro como Josué que “Mi familia y yo te serviremos Señor”. En el nombre precioso de Jesús. Amén.
-Por: Mildred Natera